24 de mayo de 2016

Política en Hogueras



La ausencia del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, en el acto de proclamación de la Bellea del Foc y de sus damas no cayó nada bien en el seno de la Federació de Fogueres. Puig se ausentó, excusan desde su entorno, porque tenía un viaje a Madrid. Un desplazamiento, todo sea dicho, que la mayoría de socialistas del Levante hicieron ayer por la mañana, con el tiempo justo, pero suficiente, para estar presentes en la puesta de largo de Pedro Sánchez como candidato del PSOE a La Moncloa. Puig, en cambio, tuvo que viajar el día anterior. Una jornada, la del sábado, en la que casualmente estuvo por la Marina Alta con motivo de una cita organizada por Escola Valenciana. Y allí, en Ondara, se acabaron las responsabilidades instituciones por este fin de semana. De ahí, a Madrid.

Pero Puig no fue el único cargo del Consell que estuvo ausente en una de las jornadas marcadas en rojo en el calendario festero. Tampoco se vio a la vicepresidenta Mónica Oltra, ni a Vicent Soler, Gabriela Bravo, Vicent Marzà, Carmen Montón, Rafael Climent, Elena Cebrián ni tampoco a María José Salvador. Sólo "cumplió" uno de los dos consellers alicantinos, Manuel Alcaraz, y eso que iba a ser (y fue) la primera vez que se veía cara a cara con el alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri después de afearle en público su mala conducta en las redes sociales. Pese a eso, acudió y ejerció como representante del Consell. Puig, recuerdan desde su entorno como justificación sacada de no sé qué manual de política cantonalista, tampoco estuvo hace unos meses en la proclamación de la Fallera Mayor de Valencia. Una explicación que en realidad esconde otra, la real: estos fastuosos actos festeros no se consideran importantes entre los nuevos inquilinos del Palau de la Generalitat. Eso sí sería ir con la verdad por delante, siendo transparentes. Pero no. Mejor recurrir a Madrid, como siempre.

Todo será muy distinto de aquí a unas semanas, a unas pocas semanas, cuando la campaña tome velocidad. Caprichos del calendario, la previa a la repetición de la cita electoral coincidirá con los días grandes de las Hogueras de San Juan, de una fecha de Interés Turístico Internacional. Así, en una campaña de obligado perfil bajo, donde las grandes citas pasarán casi de puntillas, aprovechar la celebración de fiestas populares para dejarse ver, saludar a los presentes, repartir besos y carantoñas a discreción y pedir un voto más que disputado parece de obligado cumplimiento. Los partidos, en Alicante, lo asumen, aunque tuercen el gesto, o hacen el intento. Si sus líderes nacionales realizan un uso obscenamente electoralista de las Hogueras, los perjudicados, los que se quedan aquí y escucharán las críticas de unos y otros, serán los dirigentes locales. Por eso, la mayoría cuenta aquello de que van pedir, porque a exigir no alcanzan, "mesura" a sus respectivos comités de campaña. La última palabra la tendrán en Madrid. Y si las Hogueras se miman lo justo desde Valencia, imaginen en los despachos de Madrid.


13 de abril de 2016

Lleno político en Göteborg





Los suecos habrán pensado estos días que existían reclamos sorprendentes en la expedición alicantina en Göteborg, como la hoguera, los trajes tradicionales y la paella gigante. Ay. Ilusos. Estos escandinavos...

Lo más llamativo ha sido la cuantiosa presencia de políticos que siguen sin adaptarse a la nueva realidad de este país y que se apuntan sin rubor a todo viaje «gratuito». Vamos, una «excursión» sufragada con los impuestos de todos los alicantinos. Y no seré yo quien critique la acción promocional, que me parece más que acertada, sino a esos dirigentes que ajenos a todo siguen disfrutando de ventajas que ya no tocan.

¿Qué pintan en un viaje para potenciar las Hogueras los dos diputados provinciales imputados –el popular Bernabé Cano (La Nucía) y el socialista Agustín Navarro (Benidorm)– o la diputada de Familia y Ciudadanía y exalcaldesa de Elche, Mercedes Alonso? Y la cosa no queda ahí, podemos seguir con Carlos Castillo (vicepresidente y diputado de Economía) o Fernando Sepulcre (de Ciudadanos, que no hay viaje que deje escapar). Y qué decir de los asesores y demás acompañantes.

Y si nos vamos al Ayuntamiento, más o menos igual. Siendo un viaje de promoción de la Fiesta, ¿es necesario que vaya el concejal de Seguridad, Fernando Marcos, o el asesor de Comercio, Pedro de Gea? Eso por citar dos ejemplos... Pues parece que no. ¡Claro que no! En total, entre la amplísima delegación política, los festeros y medios de comunicación, unas 230 personas. ¿El presupuesto? Unos 100.000 euros, pagados entre el Ayuntamiento de Alicante y la Diputación.

En fin. Ustedes sigan subiéndose a todo avión que despegue gratis desde Alicante. Luego, cuando lleguen las elecciones y la gente exhiba su enfado con la clase política, entonces ya veremos las manos en la cabeza y vendrán los «madremía»... Hasta entonces, a vivir. Digan que sí. Y más si es de balde.



3 de abril de 2015

Una fe nada incondicional

Un instante de la procesión de esta mañana de Viernes Santo (Foto: Jose Navarro)
En esta ciudad, la gente pierde muy pronto la fe. Y no me refiero a cuestiones económicas o deportivas, sino al concepto más clásico de la fe. A tener una poderosa creencia. Basta con echar un ojo a la procesión matutina de este Viernes Santo en Alicante para comprobar que la citada fe puede ser un fiel reflejo del Guadiana, que viene o va en función de la cercanía, por ejemplo, de una doble cita electoral, como la del próximo 24 de mayo. Y es que hasta el pasado año, la Cofradía de la Sentencia de Jesús se convertía cada mañana de Viernes Santo en un absoluto desembarco político. En concreto, de políticos del PP, con Sonia Castedo al frente de ellos, tanto en su periodo de concejala como posteriormente de alcaldesa. Pero en este 2015, todo ha cambiado. Todo, menos una cosa. Castedo, como desde hace años, ha vuelto a ejercer de capataz del paso, dando órdenes a diestro y siniestro, aunque esta vez apenas ha tenido a compañeros de partido a su mando. Sólo una, Sonia Alegría, todavía concejala del equipo de gobierno y también implicada en la investigación del caso del PGOU, ha lucido traje de faena blanco. De hecho, ambas han pasado recientemente por el juzgado, una en condición de imputada y otra como testigo del presunto amaño del Plan General de Ordenación Urbana. Hoy, de nuevo juntas y con la inestimable colaboración de otras personas, han paseado «La Sentencia» por Alicante.

Así, cuatro meses después de esa polémica dimisión de Castedo a través de Facebook por su doble imputación en supuestos casos de corrupción, Sonia Alegría ha vuelto a estar bajo la batuta de su exjefa. Del resto de concejales que, año tras año, solían participar como costaleros, o al menos como acompañantes del paso, poco se ha sabido. Es cierto que Oti García Pertusa acompañaba de luto, y bien sola, a la imagen por las calles de Alicante. Mientras, a algún otro se le ha visto en el palco, pero a otras ni eso. Me explico. Tirando de hemeroteca, se puede recordar a Nino Llorens, Marta García Romeu o Adrián Santos como algunos de los habituales costaleros de «La Sentencia». De ellos, hoy sólo se ha visto a Llorens, y en el palco, con chaqueta, corbata y escoltado por una nutrida colla de ediles –Sandoval, Ardid, Postigo, Goitia, Seva…– y por el todavía alcalde, Miguel Valor. Algunos, que no todos, respondieron al mismo nivel de impostada timidez al saludo que les envió la propia Castedo al pasar frente a ellos, ante el interés de las cámaras por captar un instante con sabida carga política. A quien no se ha visto ni con vesta ni con traje de chaqueta es a la alcaldable del PP, Asunción Sánchez Zaplana, llamativo porque raro ha sido el año que no ha participado activamente en la procesión de «La Sentencia».

Tuit de Sánchez Zaplana, en compañía del concejal Carlos Castillo
Fuentes próximas a la candidata aseguraban a última hora de ayer jueves que Suni –como se hace llamar ahora también en redes sociales por aquello de la supuesta relación entre proximidad y votos– no tenía previsto realizar el recorrido desde el barrio de El Pla hasta el Ayuntamiento, pero que seguiría el paso desde el palco de autoridades. Pero no ha sido así, ni parece que fuera la verdadera intención de la alcaldable. Sobra con echar un ojo a la imagen que ella –o alguien de su equipo– ha subido a primera hora de la tarde de hoy a su perfil en Twitter. Sánchez Zaplana, que siempre destaca por su impoluta imagen pública, vestía ropa cómoda en la citada foto, nada que ver con la que luciría en cualquier procesión, como se ha podido comprobar durante estos días ante su activa presencia en las calles. Contaban la tarde del jueves desde su entorno que, ante el inminente inicio de la campaña electoral, la candidata tenía «mucho trabajo de oficina». No seré yo quien lo dude. Seguro que es así. Aunque resulta cuanto menos curioso que una habitual de esta cofradía, y reconocida creyente, haya pasado de poner su hombro al servicio de «La Sentencia» a mantenerse absolutamente al margen de la procesión. ¿No será que prefería, como otros concejales con aspiraciones a revalidar el cargo, evitar fotos incómodas con Castedo por aquello de preservar su imagen pública? No hace falta ser muy retorcido para pensar así, ¿verdad? Ya saben, la fe no es eterna ni mucho menos incondicional. 

8 de noviembre de 2014

«Méritos» made in UA


Me hubiera gustado ver el semblante de los rectores al asegurar que uno de los problemas más serios de la universidad es la baja formación del profesorado. ¿Lo dijeron sin ruborizarse? ¿Y su responsabilidad? ¿O es que ellos, en esto, tampoco ni pinchan ni cortan...? «Ojiplática» me quedo al ver que para los «magníficos» el principal problema pasa por el currículum de los profesores y no por las altas tasas de la matrícula o la reducción de las becas, que han echado a cientos de jóvenes de esta universidad. Porque, ¿saben que la UA es una de las universidades españolas con mayor índice de precariedad del profesorado? Tenerlos en el alambre, pese a que acrediten méritos de sobra, forma parte de la política en el campus alicantino. Palomar y compañía pusieron ayer el foco en los catedráticos, pero deberíamos bajar a la tierra, donde se batalla día a día para ofrecer la mejor formación a los universitarios. Allí, con contratos indignos, bregan demasiados profesores altamente cualificados que intentan hacer su trabajo con profesionalidad, a pesar de una precariedad anquilosada. Señores, esto es la universidad. Un frente de batalla donde los méritos conviven con amiguismos, favores y silencios. Ya podrían muchos dejar de utilizar el dedo índice de marras: ni para poner en práctica la extendida «dedocracia » ni para señalar a los abnegados y en ocasiones vilipendiados profesores. Y valga como consejo: menos fiestas tradicionales y más trabajar por la excelencia de nuestra universidad.


*Opinión publicada en Información el 8 de noviembre de 2014.

21 de octubre de 2014

El Hospital de Sant Joan, el hermano pobre

La Conselleria de Sanidad ya ha dado el paso que desde hace tiempo tanto deseaba. Desde ayer, Alicante ya tampoco es referencia frente avirus del Ébola. En la práctica, nunca llegó a serlo, aunque las fuentes oficiales nos vendieran lo contrario, más bien era considerado el hermano pobre, un grano molesto que convenía extirpar. Y basta con pararse un segundo ante los argumentos expuestos ayer mismo por el conseller de Sanidad para intentar justificarseContaba ayer Llombart, imagino que con su habitual gesto impasible, que la decisión responde «a la necesidad que establece el protocolo de que los profesionales que atienden al paciente sean supervisados por otro profesional en el momento de la puesta y retirada del equipo de protección individual, ya que esta medida requiere espacios más amplios y un mayor número de profesionales». Y es que claro, Sant Joan, por eso de ser el humilde de una familia encabezada por el todopoderoso hospital de La Fe, no puede disponer ni de espaciosamplios ni de profesionales suficientesNo puede, dicen. Nles dejan desde Valenciamás bienY como segunda excusa (perdón, argumento), explicaba Llombart ayer que sólo dos comunidades autónomas cuentan ahora con más de un hospital de referencia en su territorio. En este punto, conviene recordarle al conseller que con su decisión Alicante se convierte en la provincia con mayor población que no dispone de ningún centro de referencia frente al ébola. Ocurre que, en ocasiones, a las generalizaciones cabe añadirle cierta lógica, querido Llombart. Pero para qué, ¿verdad? Hablamos de Alicante, donde los agravios ya no se cuentan, se asumen.

Ese concepto de «hermano pobre» no forma parte de una opinión, no crean, sino de una conclusión amasada en las últimas semanas. Aquí, en el hospital de Sant Joan, todo ha estado prohibido, incluso después de que el Ministerio de Sanidad decidiese mejorar (y mucho) su estricta política de comunicación inicial. Mientras los valencianos y castellonenses -a quienes correspondía La Fe como centro de referencia- conocían de primera mano el protocolo que se llevaría a cabo ante la llegada de un paciente sospechoso de ébola, los alicantinos vagaban por un infranqueable mutismo oficial, ya que en Sant Joan nunca se realizó un simulacro con cámaras de por medio, aquí todo eso sonaba más bien ciencia ficción. Digo simulacros, pero podíamos hablar de recorrer las instalaciones destinadas a un infectado de ébola o simplemente de conversar con grabadora de por medio con expertos autorizados del hospital. Y es que las entrevistas con los profesionales de Sant Joan tampoco han recibido nunca el visto bueno por parte de conselleria, aunque en privado los médicos admitían con frustración que estaban dispuestos a dar todas las explicaciones necesarias a la sociedad alicantinaAquí, y sólo aquí, Sanidad ha actuado con auténtica mano de hierro. Su inflexible ley del silencio se ha mantenido de principio a fin en casa del «hermano pobre»Cosa de familias, cuestión de agravios.

PD: Y me pregunto, ¿qué hará el Hospital de Sant Joan con los mil equipos de protección individual que compraron durante su etapa como referencia provincial frente al ébola? Se aceptan propuestas.

2 de octubre de 2014

Fabra, más cobarde que presidente

A pocas horas de la inauguración oficial de la Volvo Ocean Race, nos hemos despertado con la noticia de que el presidente de la Generalitat Valenciana (supuesto representante de todos los residentes en la Comunidad) no estará presente esta tarde en el pistoletazo oficial de un evento de trascendencia mundial. De nuevo, el presidente Alberto Fabra antepone sus intereses personales a sus obligaciones profesionales. El molt honorable ha optado por dar la espalda a la ciudad de Alicante, algo que no nos coge por sorpresa a los "valencianos del sur". Y todo, por cobardía, por ser un Rajoy más: dejar que los problemas se resuelvan por si solos con el paso inexorable del tiempo, y en la medida de lo posible acaben por pudrirse. Si Fabra fuera un tipo valiente (hablemos de imposibles), habría echado ya a la alcaldesa Sonia Castedo de las filas del PP, evitándose ausencias injustificadas con tal de ahorrarse una foto. ¡Una maldita foto! Y no la habría apartado ayer ni hoy (por el espectáculo del último pleno o la salida de la Volvo), sino hace meses, justo esa fecha en la que él mismo decidió que la regidora popular doblemente imputada por sendos casos de corrupción no repetiría como cabeza de lista por Alicante. Habría sido una decisión valiente y personal, aunque teñida con sus arbitrarias y caprichosas líneas rojas. Pero no, Fabra nunca tuvo la valentía de tomar la iniciativa en un asunto de extremada repercusión política. Así, aquellos polvos (su cobardía innata) nos traen ahora estos lodos (escondida de cabeza cual avestruz común). No se puede tolerar, porque va en el sueldo y en el cargo, que el presidente de la Generalitat no esté presente hoy en la inauguración del único evento que este año pondrá a Alicante en el mapa del mundo. Es una auténtica falta de respeto hacia los alicantinos, se sientan más o menos representados por el señor Fabra. Aunque éstos, a buen seguro, no le echarán de menos. Los cobardes, cuanto más lejos, mucho mejor.