6 de noviembre de 2012

Un pessic d'emoció


 


España se ha convertido en el país europeo desde el que salen más personas al extranjero la búsqueda de un empleo. De tal forma que, si a mediados de los noventa éramos uno de los países que mayor número de inmigrantes acogía, pocos años después estamos asistiendo al proceso inverso. Decenas de miles de españoles, en su mayor parte jóvenes, salen a buscar el trabajo que aquí les niegan. Sólo desde el 1 de enero de 2011, son ya más de 927.000 los ciudadanos que han emigrado y, aunque en su mayor parte corresponden a extranjeros que retornan a casa, también hay más de 120.000 españoles. Y, entre ellos, unos 2.500 alicantinos. 

España se empobrece, y lo que es peor: perdemos capital humano, económico y demográfico muy valioso, personificado en esos miles de jóvenes que encuentran empleo en Alemania, Francia, Reino Unido, Noruega, Canadá o Argentina. Pero todo ello se está haciendo sin que nuestros dirigentes políticos muevan un dedo, o muestren el menor signo de preocupación o contrariedad. Todo lo contrario de lo que viven estos emigrantes españoles contemporáneos que, tras años de sacrificios y esfuerzos, solo les queda abandonar sus parejas, familias y amigos con un enorme coste personal y emocional. 

Desde el mes de julio, el diario INFORMACIÓN recoge los lunes una magnífica crónica de este desgarro humano, bajo el título “Los nuevos emigrantes alicantinos”. En estos reportajes, la periodista Carolina Pascual está poniendo rostro a muchos de estos jóvenes emigrantes, recogiendo el testimonio de su lucha, de su esfuerzo, sufrimientos y la rabia con la que han tenido que abandonar Alicante para encontrar en otros países trabajos, empleos, sueldos y condiciones laborales que aquí parecen ciencia ficción gracias a las políticas negligentes que deterioran, precarizan y dañan nuestro presente, y lo que es peor, limitan seriamente nuestro futuro. Todo un termómetro de la pérdida de horizontes políticos de los que nos gobiernan. 


Estas palabras, escritas con una sensibilidad por la que muchos pagaríamos, de la que no se vende al mejor postor ni se consigue tras años y años de hincar codos en la biblioteca de la universidad de turno, han dado forma hoy a la columna de opinión que sirve de cierre a cada edición de Hoy por Hoy Alicante. Estas palabras, decía, sólo pueden salir de una pluma. Gracias Carlos por tu mención, tan desmedida como agradecida por mi parte. Pero gracias, sobre todo, por darle voz, tu voz, a un proyecto que surgió con el objetivo de ponerle, como bien dices, cara a esos jóvenes que sienten el rechazo de su propio país. Me honra que alguien como tú, habituado a lidiar con esos dramas vinculados al desarraigo involuntario, valore esta iniciativa. Y no sólo la 'valore', sino algo más. Me consta.

La serie ya ha recogido los testimonios de casi sesenta jóvenes alicantinos. Aquí, los casos ya publicados...

Andrea (México): «Quiero regresar... Pero, ¡quiéns sabe!»
David y Mercedes (Austria): Nómadas de este siglo
Marina (México): «México da oportunidades a quien las busca y no es tan inseguro como se piensa»
Noé (Argentina): «Volver a España sería una locura»
Javier* y Vanesa (Estados Unidos): Entre moléculas en Manhattan
Alejandro (República Dominicana): «Acerté al irme de España»
Ricardo y Carlos (Finlandia e Italia): Hermanos en el éxodo
Marcos (Alemania): «Me ilusiona iniciar una nueva vida aquí»
Jose (Canadá): «Aquí siento que me necesitan»
Manoli (Inglaterra): «Venirme a Inglaterra es la mejor decisión que he tomado»
Candela y Óscar (Chile): Chile entreabre sus puertas
Fred (Inglaterra): «Las Hogueras no me las pierdo»
Nereida* (Bélgica): «Mi futuro no pasaba por España»
Silvia (Chile): «No me puedo quejar, en Chile se me valora como profesional»
María José (Austria): «Yo quiero trabajar, lo menos importante es donde sea»
Davinia y Encarni (Irlanda y México): Lazos tocados por la crisis
David y Rosa (Suiza): Carrera de fondo
Toni (México): «No dejo de buscar, mi ilusión es volver a casa»
Carlos (Chile): «Sufro con el Hércules a distancia»
Pau, Joan* y Jordi (Alemania): Unidos en la aventura
Francisco (Inglaterra): «Ya estoy listo para trabajar en mi sector»
Eloy (Inglaterra): «Me convertí en un chico para todo»
Maribel (Inglaterra): «Deseo volver a casa»
Pepe (Francia): «No aspiro a ser rico, pero sí a mejorar»
Tamara y Tatiana (& CIA) [Alicante, balance de seis meses]: Un futuro cada vez más lejano//Planes de empleo y nuevos sectores para que los jóvenes esquiven el desempleo
Pedro y Miriam (Inglaterra): Lecciones a distancia
Lourdes* (Inglaterra): «Sólo sé enseñar y en mi país no me dejan»
Oneida (Inglaterra): «Quiero hacer mi vida en España»
Mariano y Claudia (Alemania): Tú a Bonn y yo a Berlín
Julián (Gales): «Hasta que estalló la crisis, siempre trabajé»
Enrique (Sudáfrica): «Estoy aquí por valentía y suerte»
Joaquín (Alemania): «Sigo las noticias y el futuro no parece muy esperanzador»
Laura (Italia): «Donde haya trabajo, allí estaré yo»
Abel (Alemania): «Me dicen que soy un ´exiliado económico´»
Ricardo (Inglaterra): «Un clic cambió mi vida» 
María* (Inglaterra): «Nada me motivaba en España»
Martín (Indonesia): Un vuelo de vida
Laura (Francia): Un viaje al pluriempleo
Esther (Inglaterra): Una travesía por el Támesis
Natalia (Inglaterra): De El Altet a Gatwick sin escalas
Rubén (Alemania): Fogones con sabor español
Viñeta de Enrique, publicada el 21 de octubre en INFORMACIÓN

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