24 de septiembre de 2014

Silencios cómplices, locuacidad impertinente

Dicen algunos que PP y PSOE son lo mismo. Pero no. No lo son. Basta con ver "el día después" de que se conociera el informe de la UDEF sobre el plan Rabasa, con la nueva imputación de la alcaldesa popular Sonia Castedo y la vinculación de los socialistas Blas Bernal y Ángel Franco en el controvertido macroplan urbanístico. Mientras unos guardaban un sospechoso silencio, los otros se despellejaban fraticidamente sin rubor alguno. Decía que no son lo mismo, o al menos se ve que no exhiben la misma actitud ante hechos, digamos, con ciertas similitudes desde una perspectiva política. Y ya, ya sé que no es lo mismo una imputación que una vinculación. Faltaría... Por eso, Por eso, sorprenden más todavía las peleas cainitas.

Desde que se hiciera publica la última imputación de Castedo, mucho ha cambiado en el grupo municipal del Partido Popular en Alicante. Y sobre todo en la propia Castedo, que ha optado por vivir los últimos días de puertas hacia dentro, con un recogimiento propio de las monjas de clausura, con la cabeza bajo tierra. Su agenda política se vio reducida la pasada semana a mínimos, manteniendo apenas un puñado de actos de entidad menor, sin que en ningún caso mediase convocatoria previa a los medios de comunicación. Y además sus palabras se cotizan, más si cabe, a precio de oro. Nada se le escuchó decir hasta el sábado, salvo un lacónico "estoy muy bien, pero no voy a decir nada", que se le consiguió arrancar en el único acto público en el que participó esa semana. Entonces, aunque tampoco hubo convocatoria a los medios, se le pudo retratar durante la celebración del Día de Melilla, acto en el que fue recibida por un espontáneo aplauso por parte del medio centenar de personas reunidas. No parecía preocupada, intentaba sonreír, pero imagino que la realidad es bien distinta. Desde ese día, poco más. Que no, que de Rabasa no habla. Que sólo se pronuncia sobre "aquello que interesa a los ciudadanos" (sic).

Y mientras Castedo elige la penumbra, su grupo municipal continúa sumido en el  mutismo. Siguiendo al pie de la letra la estrategia de la alcaldesa, el resto de concejales tampoco han dicho "esta boca es mía" en los últimos días, rechazando cualquier oportunidad para valorar la situación judicial y política de la todavía líder popular en Alicante. No lo han dicho con un micrófono de por medio, matizo. Tras bambalinas la situación es otra, pero no es el tema. Y tampoco se han dejado ver en las redes sociales, que se han convertido en un instrumento imprescindible para tomar el pulso a la actividad política. Los pocos que han mantenido activa su cuenta estos días han ignorado por completo el tema por excelencia de la semana, centrándose en cuestiones propias de sus concejalías o ni eso; como si nada hubiera pasado. Ni un comentario ni siquiera un palmadita en la espalda. Nada. Mutis absoluto. 

En cambio, eso de que las redes sociales son ya un elemento magnífico para ver cómo respira el sector político en la ciudad se lo han tomado muy en serio en la acera socialista. Aunque en este caso por la habitual incontinencia verbal. De hecho, llevan una semana sin cerrar el pico. Tanto que le han faltado horas al día para seguir todas las disputas, indirectas, directísimas, acusaciones y menosprecios e incluso insultos de bajo nivel que se han dedicado cargos, expolíticos y militantes a través de las principales redes sociales. De todo menos compadreo y camaradería. Cada segundo, una nueva sorpresa. Y es que, para prender la mecha, bastaba un extracto del informe de la UDEF que vinculase a Menganito con Ortiz, unas declaraciones de Zutanito sobre Menganito o una opinión de Fulanito hablando de Zutanito. Cualquier excusa ha valido y sigue valiendo para hacer sangre entre aquellos que se refugian bajo unas siglas históricas. Que no es cualquier cosa. Y tras años diciéndose en Alicante que los socialistas ganan asambleas para perder elecciones, el panorama no parece mejorar. Veremos cuándo dan la vuelta a esa tortilla, dejando atrás unas guerras intestinas históricas para unir esfuerzos en el trabajo y la dedicación por la ciudad.

Así, con el silencio cómplice de unos y la locuacidad impertinente de otros, parece complicado despejar los nubarrones que se ciernen desde hace demasiadas lunas sobre Alicante. Llevamos tantos meses esperando una buena tormenta sobre Alicante que resulta desmotivante ver de nuevo los rayos y truenos cayendo sobre el Ayuntamiento y los tentáculos políticos que de allí surgen. Y es que en contadas ocasiones silencios y palabras han trasladado un mensaje tan similar. 

1 de septiembre de 2014

Agua helada para Sánchez Zaplana

La popular campaña del cubo de agua helada (#IceBucketChallenge en Twitter) continúa con paso firme su camino hacia algún lugar. No parece, dicen, que se esté recaudando demasiado dinero para la investigación de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), pero a cambio los famosos están teniendo una oportunidad para lucir sus cuerpos y camisetas mojadas. Tras ver a decenas de caras bonitas tirarse agua por encima, la moda saltó del deporte y la farándula al mundo de la política, con el omnipresente Obama, el ex Bush o el italiano Renzi. La penúltima que se ha sumado a la campaña ha sido la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, que ha arrancado este septiembre subiendo un vídeo a su cuenta en la red social Facebook. En la grabación explica los motivos que le han llevado a colaborar con la ELA [enseña un resguardo de su donación de 100 euros] y asegura que esta enfermedad debería despertar la solidaridad de todos los alicantinos. Y va más allá, al afirmar que "todas las administraciones" deben "concienciarse en la necesidad de apostar por la investigación científica y las medidas paliativas con los enfermos".


Captura del vídeo de Sonia Castedo
 
Estaría bien que Castedo, aprovechando las facilidades que brindan los smartphones, hiciera llegar su vídeo a su amiga Asunción Sánchez Zaplana, consellera de Bienestar Social. 

A raíz de esta campaña viral, protagonista este verano, publiqué hace unos días un reportaje sobre la realidad de la ELA, sin frivolizar con cubos, aguas ni hielos. Para elaborarlo, la Asociación Valenciana de la Esclerosis Lateral Amiotrófica me puso en contacto con dos personas afectadas, ambas alicantinas. Una reside en Elche, otra en Agost. Celia, esta última, lleva tres años sufriendo una enfermedad sin cura, degenerativa y muy dura. En la conversación me llegó a emocionar... y a cabrear. La emoción llegó con las dificultades del día a día y con su futuro, nada esperanzador. El cabreo vino con la negligente actitud de la Conselleria de Bienestar Social. Sí, esa misma que dirige Sánchez Zaplana. Celia lleva meses y meses esperando que la Generalitat le conceda la prestación por la dependencia que le corresponde por ley. Y es que el dinero es un asunto fundamental para sobrellevar la enfermedad con cierta dignidad. Celia tuvo que sacar del banco su plan de pensiones (visto que en vida ya no iba a disfrutarlo como ella tenía previsto) para adaptar su casa y posteriormente se vio obligada a malvender una parcela que le había dejado su padre en herencia para poder pagar a la mujer que le ayuda a diario. Cuando se acabe ese dinero, Celia ya no sabe cómo se costeará la persona que le permite levantarse, ducharse, comer, beber, pasear por el pueblo... Como explica Celia, Bienestar Social no tiene ninguna prisa. Al revés, da la impresión de todo lo contrario, alargando los trámites para la dependencia hasta unos cuatro años de media. Ella, en cambio, como otros dependientes, no puede esperar más. 

Celia Vicedo, enferma de ELA y sin ayuda de la Ley de la Dependencia
 
A ver si el mensaje de la alcaldesa Castedo, por eso de proceder de una amiga, tiene más efecto en Sánchez Zaplana que las continuas protestas de los dependientes, abandonados a su suerte por la Generalitat Valenciana. Gritos en el vacío de Celia y de miles de personas más.