29 de mayo de 2013

Bofetada de realidad



¿Quieres ir a ver el musical de La Bella y la Bestia en Alicante? Tranquilo. No corras. Tienes casi medio millar de entradas disponibles para la función de esta tarde en el Teatro Principal. Me da que no habrá problemas para conseguir una butaca. Lógico, por otra parte, si se echa un ojo a los precios. Veamos. 

Arriba, en el anfiteatro, donde no distingues apenas si habla la bella, la bestia, Gastón o la taza, la entrada cuesta 40 euros. Eso si vas solo, no se te ocurra invitar a un acompañante… y mejor ni hablamos de críos (y eso que es un musical de Disney). Si ya que vas, te decides por un asiento más próximo al espectáculo, empieza a sacar 70 euros por butaca. Sólo un dato más: en Madrid, para ver el musical del año, El Rey León, en el mítico teatro López de Vega en plena Gran Vía, el precio de las entradas está entre los 35 y los 80 euros. Ahí dejo eso. 


Con esas, el espectáculo de La Bella y la Bestia llegó a Alicante el pasado 17 de mayo, para estar en la ciudad hasta el próximo 9  de junio. Y si para hoy falta aproximadamente medio millar de entradas por venderse, poco mejor se presentan el resto de días. Para mañana jueves, similar son los tickets que esperan en taquillas, mientras que la situación mejora algo de cara al fin de semana. El viernes, entre las dos sesiones, unas 400 entradas aún están sin dueño y el sábado todavía quedan 100 disponibles. Y así, en esas cifras medias, para el resto de funciones que todavía restan para que el musical abandone Alicante. No se hablará de fracaso, pero las cifras hablan por sí solas. 

Ahora sí, no sólo el teatro es víctima de unos precios difícilmente asumibles por una sociedad atenazada por la crisis. Basta con girar el foco hacia el auditorio de IFA, que este verano visitarán los dos artistas españoles más internacionales. El primero en subirse al escenario será Alejandro Sanz, que el sábado 8 de junio dará su único concierto en la provincia. Pues de igual manera que en el teatro, este año no hace falta formar colas ni estar presto para comprar por internet nada más abrirse el plazo de venta. Eso ya pasó a la historia. A día de hoy, a apenas diez días para el concierto, aún quedan disponibles unas 3.000 entradas a la venta, con precios que oscilan entre los 38 y los 153 euros. Y si hablamos de Julio Iglesias, todo se dispara más si cabe. El veterano cantante sólo quiere a seguidores que puedan pagar un mínimo de 64 euros por concierto (en un recinto al aire libre, no lo olvidemos) y, para quien se lo pueda permitir, un máximo de 228 euros. Que no lo sé, pero imagino que por una entrada a ese precio te darán a elegir en qué lado de la cama duermes con el bueno de Iglesias… ¡Surrealista! En este caso, y con un recinto con otra distribución del espacio para esa noche del 6 de julio, aún quedan unas 2.000 entradas disponibles. 

El aforo del concierto de Alejandro Sanz, a día de hoy
Y no será porque los organizadores no han intentado rebajar de alguna manera los precios de los tiquets. En estas semanas hemos pasado de descuentos por el Día de la Madre a ofertas para clientes del SabadellCAM… Veremos a quién ofrecen la próxima promoción. Ya todo vale para vender… ¿Nos encontraremos con entradas de superclases como Alejandro Sanz o Julio Iglesias entre cupones de tratamientos faciales, circuitos de spa y lavados de coche? No me extrañaría. 


Pero los precios desorbitados no son el único impedimento para acudir al teatro o al concierto de turno. La nueva web de compra de entradas Instant Ticket –que sustituye a la extinta Servicam– da más problemas que facilidades. Raro es el día que no falla. Y no crean que las alternativas mejoran el panorama. Al revés. De hecho, cuando da error, la propia web te remite a un número (de prefijo 902, claro) para que compres tus entradas vía telefónica. Y aquí llega otra sorpresa. El mensaje de bienvenida (muy cordial en el tono) te avisa de que la adquisición de entradas por teléfono lleva asociada una comisión. Otra más. Resumiendo: la web funciona día no y día tampoco y te remiten a un teléfono de pago, que además lleva añadido una comisión extra a unos precios ya casi inaccesibles. De juzgado de guardia, vamos. 

Y luego se quejan de que la gente no consume cultura. Lo raro es que, con el patio así, alguien se atreva a gastarse un dineral en un espectáculo que dura apenas dos horas. Si llega... Así que, por mucho que los grandes artistas quieran mantener el ritmo de una conversación ya pasada, la crisis pone a cada uno en su sitio, respondiendo con una bofetada de realidad.