29 de marzo de 2012

El silencio, su dignidad

Pensaba aprovechar los últimos minutos de un intenso día para dejar por escrito una reflexión que me ha ocupado desde primera hora de la mañana. Sin embargo, el espectáculo europeo del Schalke-Athletic me ha dejado aquí, frente al ordenador, bastante más tarde de lo inicialmente previsto. Al margen de cuestiones menores, como el fútbol, la jornada ha tenido un único protagonista, la huelga general. El primer paro contra el Gobierno de Rajoy ha centrado la atención de este 29 de marzo. Se ha dicho de todo, casi todo contradictorio, y todos parecen satisfechos. Genial. Cifras y más cifras, como la disparidad de asistentes a la masiva manifestación de esta tarde en Alicante: de los 100.000, según los sindicatos, a las 40.000 personas para la Policía. Pero el pensamiento no gira en torno a la huelga en sí, sino a unas consecuencias muy concretas de la protesta. 

Los compañeros de la prensa pararon ayer, miércoles. En Información, según el comité, el 90 por ciento de la plantilla secundó el paro. Si los datos no son exactos, parece que se aproximan bastante. En esta ocasión, no tuve la oportunidad de plantearme parar o seguir con la rutina diaria. Ya saben, los currantes de fin de semana también estamos al margen de esas decisiones. Recuerdo hace año y medio, allá por septiembre de 2010, cuando se convocó la última huelga general. En ese momento decidí no sumarme a las protestas, que sí secundó el comité. Por aquel entonces, me pareció cobarde la actitud abanderada por los representantes de los trabajadores. Dejaron pasar oportunidades y más oportunidades para acabar guarecidos en la confusión de un paro general, pese a que existían razones de peso para encabezar una protesta más contundente y específica. Ahora, sin embargo, sí me hubiera movilizado, ya que defiendo que la relación entre las protestas generales y específicas van muy de la mano. Pero no pudo ser. Ahora, el escenario, aunque a simple vista no lo parezca, ha cambiado lo suficiente como para arrastrar el ‘no’ pasado hasta el ‘sí’ más actual.

Reconduciendo el hilo... Decía que ayer, miércoles, la mayoría de la plantilla del periódico decidió parar. Pero no todos. Una minoría, ejerciendo su derecho al trabajo, acudió a la redacción para sacar adelante el producto como cada día. Y así fue. Hoy, el diario ha ocupado su habitual espacio en los kioscos de la provincia. Y aquí, cuando he dado los habituales 1,10 euros para recoger mi ejemplar, me ha surgido una duda que todavía busca respuesta. Ya con el periódico en la mano, el primer impulso me ha llevado hasta el espacio de la televisión. Quería saber hasta qué página se había llegado. “A la cuarenta”, me he dicho con gesto algo torcido. Poco parece. Luego, de vuelta a la cabeza, he empezado con una ojeada rápida a las páginas. Cuatro de Alicante, una de Elche, otra de provincia, cinco de opinión, dos de economía, mismas de nacional, una de internacional, dos de deportes y otras tantas de cultura, más alguna de publicidad, clasificados, cartelera… De ellas, sólo cinco iban firmadas (al margen, claro está, de las opiniones), mientras que el resto mostraba noticias de agencia (algunas leídas tal cual en los digitales desde la tarde del pasado miércoles). 

Y todo esto me lleva a una reflexión ausente de conclusión. ¿Vale todo por salir a la calle? ¿No debe pesar más el prestigio de la marca (que lo hay) que cobrar al lector una edición muy limitada (siendo generosos)? En el debate, ¿dónde debe quedar el derecho ciudadano a la información? Muchas preguntas, aunque nunca son demasiadas... Respetando (y valorando) el esfuerzo de los compañeros (que fue el mío en 2010), dudo de si el silencio de un día muy puntual en el calendario erosiona la reputación de un periódico de referencia. Dudo de si una algarabía mal gestionada (es decir, presentar un producto muy distante de la calidad habitual) puede deteriorar aún más esa imagen trabajada durante décadas. Dudo (y mucho) de que el periódico que he comprado hoy respondiera al valor de 1,10 euros. Dudo de que la hemeroteca deba conservar un ejemplar limitado en sus contenidos. Creo en la honestidad, casi como bandera de la vida. Y creo, por tanto, que el lector se merece siempre un producto digno, a la altura de la marca y al margen de las circunstancias. Hoy, como cada día. Hoy, 29M, también. Dicen que reconocer una limitación te aproxima a la perfección. No sé si tanto. Pero admitir que el silencio también forma parte de la conversación honra todavía más a los profesionales. Lo creo. Hoy hubo una oportunidad... Y se dejó pasar.

26 de marzo de 2012

La imagen de la derrota

Aterrizar en suelo español y volver a la realidad es todo uno. Sobre todo, si nada más poner pie a tierra te enfrentas a un domingo de elecciones. No hablamos de cualquier cosa, no. Y menos en una situación de crispación social como el actual. Resulta interesante dedicar algunos minutos de la noche (aprovechando el cambio horario) a analizar las caras de unos y de otros. El hilo del discurso ya lo conocemos antes de que los protagonistas se enfrenten a los micrófonos. Todos se sienten ganadores y a ninguno se le pasa el agradecimiento «de corazón» por el apoyo recibido. De nada. Da igual que hayan perdido por el camino miles de papeletas o que haya caído en picado el porcentaje de voto. Lo importante, sin duda, es rescatar cualquier dato manifiesto de interpretarse como una victoria. El resto, cuestiones menores.

Sale a escena Javier Arenas, tal vez el más observado a estas horas de la jornada, e intenta enfatizar el hecho histórico (que sí, que histórico es, pero menos de lo que necesario para pasar de verdad a la Historia) de que el Partido Popular se haya impuesto por primera vez en unas elecciones autonómicas a la Junta de Andalucía. La cara, no obstante, no miente. Intentan ser actores con las palabras, con esas frases precocinadas, pero les cuesta bastante más acoplar los gestos al discurso postelectoral. La imagen de candidato derrotado no se percibe por la radio, pero queda patente a través de la pantalla. Basta con un golpe furtivo de vista.

*Palabras (Javier Arenas, esta noche, al término del escrutinio en Andalucía)

"Por primera vez en la historia el Partido Popular ha ganado las elecciones en Andalucía. Es un hecho histórico, hemos sido la fuerza más votada y nos comportaremos como lo que somos, la primera fuerza política de Andalucía. Como primer partido en el Parlamento, defenderemos el interés general de los andaluces".  


*Imagen (Javier Arenas, esta noche, al término del escrutinio en Andalucía)



El resto de aspirantes políticos, en comparación con el eterno presidenciable andaluz, quedan diluidos en la medianía. Difícil comparar el golpe recibido por Arenas a la victoria, parece que inútil, del candidato socialista del PSOE en Asturias. Javier, en este caso Fernández, aparece en pantalla con una sonrisa dibujada en su rostro. Sin embargo, su objetivo de pacto de izquierdas se ha quedado a (sólo) dos escaños de la mayoría absoluta. Por tanto, otra victoria menor, insuficiente. Y así… un etcétera de rostros interpretados tan extenso como partidos con representación parlamentaria suman las comunidades andaluzas y asturianas.Una noche que concluye con dos victorias de tinte moral, pero sin bastón de mando.

En unas elecciones, hablando de las sureñas, en las que los trasatlánticos de la política española han perdido en conjunto unos 800.000 votos, resultaría tan regenerador como utópico que algún representante socialista o popular interpretara en público el mensaje dado hoy por los ciudadanos. Parece, a simple vista, que se ha castigado (el grado queda a interpretación personal) la corrupción del Gobierno de Griñán (y antecesores), que las medidas antipopulares de Rajoy han encontrado un significativo rechazo entre el electorado, que Javier Arenas ya ha consumido todos los cartuchos de los que disponía, que el voto de las capitales no ha sido suficiente para contrarrestar el peso del campo (y su PER), que la abstención no siempre beneficia a la derecha… Política, nada nuevo. Unos, con sueldo y prebendas más que aseguradas. Otros, asfixiados por los impuestos, atemorizados por no perder el precario trabajo que, con inmensa fortuna, aún conservan. Y los sindicatos sacando a la calle a menos de 300 personas en Alicante en las marchas, argumentan que de carácter informativo, que ayer buscaban calentar la huelga general del jueves con un colapso del centro de la ciudad. Somos así. Sin remedio.


PS: Y ABC, of course, no podía pasar inadvertido en una noche como la actual. El diario de Vocento, en su edición digital, quiso ganar tiempo al reloj y acabó siendo esclavo de su propia prisa. En web se ha podido leer, hasta más allá de la medianoche, una supuesta mayoría absoluta de Arenas para 'regenerar Andalucía'. Eso sí, con eso de la celeridad, los espacios reservados para votos, escaños y porcentaje de apoyos han aparecido con la recurrente 'X'. Tendría su gracia si el error no estuviera ligado a un diario centenario.

14 de marzo de 2012

Transición: de la terreta a la City

La 'copia' de la Mona Lisa bien valía una larga espera en El Prado.

Jornada de transición. Atrás se quedó la terreta. Apenas unas horas en Madrid, aprovechadas siempre al máximo, antes de tomar vuelo y atravesar el Atlántico. La aventura, ya en serio, arrancará en apenas nueve horas. Hoy, en un martes primaveral, tocaba disfrutar del obligado tránsito por la capital del Reino. Pie a tierra en Atocha, taxi hasta el hotel, maleta a la habitación y a patear las calles. Primero, comida de rigor: jamón ibérico y queso manchego, a modo de despedida. Luego, copa relajada al sol de marzo en un paraíso urbanita: el Mercado de San Antón, en pleno barrio de Chueca. Para dar el testigo al plan cultural del día. La exposición de la "bastarda" de la Gioconda concluía este martes y trece, así que en El Prado la cola se extendía como si no hubiera mañana. La Gran Vía, sin embargo, se mantiene impertérrita. Nada le afecta, emulando a un facineroso político español. Un refresco y una larga conversación con esos compañeros, y amigos, de aventura universitaria, valientes y decididos, que apostaron por protagonizar lo desconocido. Aquí viven, intentanto sobrevivir a una ciudad absorbente. Se les ve victoriosos. Con heridas de guerra, pero la satisfacción de esas  batallas ya ganadas. Y lo que les queda. Nosotros, en seis horas dejaremos el NH que nos acoge. Tarjeta de embarque, facturación, control de seguridad... y un reconstituyente desayuno. Tal vez, la última comida con sustancia de los próximos diez días. Valdrá la pena. Seguro. Ya se os echa (un poco) de menos... See you soon!


PD: La maleta, cargada de sueños por cumplir, descansa en la cama de mi derecha. La miro, parece que no cabe mucho más, pero debe hacer hueco a los recuerdo que ansíe traer de vuelta. Y serán. Tú ya tienes tu espacio reservado. Tú vas para volver. Y sin saberlo. También, sin disfrutarlo. Tiempo habrá...

13 de marzo de 2012

Más cerca, aún lejos...

A estas horas de la noche, un programa en el que madres buscan parejas para sus hijos y una teleserie sobre la tonadillera (palabra rancia donde las haya) Isabel Pantoja monopolizan las conversaciones… Parece que no hay vida más allá. Algunos, los más atrevidos, se aventuran a debatir sobre la exigencia que se ha traído España de su última visita a Bruselas: rebajar el déficit al 5,3 por ciento. Pero son pocos. Total, con este escenario, sólo la maleta que tengo aquí a mi derecha, y que me mira de reojo con cierto vértigo, consigue mantenerme una marcada sonrisa. Regreso a este rincón para irme de nuevo. Esta vez, eso sí, la excusa no busca la Universidad ni otras cuestiones accesorias, sino que tiene un recorrido más largo, mucho más fascinante. Unos seis mil kilómetros, así a ojo, me separan todavía de mi próximo destino, de un sueño. En apenas unas horas, de no torcerse el gesto, la distancia equivaldrá a la nada. New York espera. En esta experiencia, contradiciendo otras teorías, seguro que la primera vez supera esas expectativas amasadas durante los últimos años. Mucho por ver, mucho por vivir, mucho más por sentir… Y a mi lado, una cama vacía. Un espacio para ordenar con calma, en el silencio de la noche, cada imagen de una ciudad insomne.

Envío otra práctica más del máster. Ya no sé cuántas van... Hace tiempo que perdí la cuenta. Apuro los minutos para apagar el ordenador. Busco algún rincón más para visitar, apunto la penúltima recomendación, ese garito con jazz en directo, esa terraza con las mejores vistas… Aprovecho también para seguir valorando las consecuencias inminentes del «no» que los trabajadores hemos contestado a la empresa. Mucho hay para dejar por escrito, tiempo habrá... Pienso en mi voto, nada decisivo ya que el comité ha conseguido un amplio respaldo. Dudé hasta que introduje el papel en la urna. Dudé desde el primer instante, y aún más después de escuchar durante horas (unas cuatro en apenas tres días) los argumentos de unos (por duplicado) y de otros (que, por primera vez, decidieron bajar al barro). Ninguna de las partes consiguió que me aliara con sus argumentos, demasiadas lagunas en ambos idearios a estas alturas del partido. Al final, me decanté por la postura defendida por el comité. Esta vez, sí. No hay nada que esconder. Cierro el día como había previsto, con la lectura reposada de “todo lo que siempre quiso saber” de El Padrino. Las noches especiales merecen una última página diferente. Cuarenta años se cumplen de una obra maestra. No es otra más, fue una de las elegidas. Y NY, más cerca.


PD: Prometo dar envidia cada noche con una instantánea neoyorkina. Será solo una, pero no será cualquiera. Hoy, a modo de aperitivo, un plano general de la ciudad... No pinta mal, sin duda.