30 de enero de 2012

El trabajo bien hecho

Terminábamos hoy el primer cuatrimestre en el Máster en Comunicación en Industrias Creativas. Y, por eso del último día, la clase ha derivado en una sesión de motivación. Hemos empezado la tarde representado el concepto de ‘felicidad’ en unos post-it que han acabado por dar forma a un improvisado mapa conceptual sobre la pizarra. Se ha dibujado casi de todo: comidas, bebidas, lugares, actividades, personas… El olor de un perfume, la victoria en el Mundial de Fútbol, una mascletà, el sexo, el chocolate, una isla desierta, un cóctel, la música, un perro, la familia… Compartiendo el sentir general, me he decantado por representar (o intentarlo con mi nula capacidad artística) un sol, por eso de la luz; el mar, la calma del Mediterráneo; un pulgar arriba, como gesto de aprobación; una nómina, por el bendito trabajo, y una roca con cara de hombre, en un entendido recuerdo al Castillo de Santa Bárbara. La profesora, en su exposición, ha situado este último post-it en la zona de ‘lugares’, en referencia a Alicante, junto a islas, países de procedencia o viajes previstos… Yo no iba por ahí, pero tampoco he creído conveniente matizar sus palabras. Mi ciudad, sin envoltorios, también ha sido testigo, incluso juez y parte, de muchos instantes de felicidad. No obstante, esa formación rocosa, con perfil árabe y coronada por un castillo que ha llegado a lucir bandera pirata quería representar este Matxo del Castell. Este espacio, que congrega a fieles seguidores pese a ese carácter íntimo con el que nació e independiente al que siempre estará unido, me permite abstraerme del ruido (propio y ajeno) y relajarme frente a un papel en blanco. Sólo por eso, con el añadido de su comprobada lealtad, se merecía una mención en esa nube de papelitos amarillos.

Rescato esta anécdota de los post-it como vehículo para resaltar el grano entre tanta paja. Recuerdo: sol, mar, pulgar, castillo y trabajo… En este rincón, en demasiadas ocasiones, se tiende a amplificar cuestiones negativas frente a otras positivas que suelen pasar algo más inadvertidas. Sin que valga como excusa, imagino que también este cobijo acaba por ser un fiel reflejo de la vida, donde ponemos frente al altavoz un mal gesto y pocas veces un guiño cómplice. Hoy quería revertir esa tendencia y aprovechar estas líneas para destacar  el buen hacer de unos compañeros. A veces, ambos colectivos nos vemos como leales enemigos. Yo nunca he avalado dicha tesis... Hablo de los gabinetes de comunicación (o sucedáneos).

Despertaba este domingo y una lectura rápida del Twitter me echó sin miramientos de la cama. Entre los mensajes más recientes, me topé con uno que alertaba de incidencias en la circulación de los trenes en Alicante. Y lo que era un inocente tweet de una amiga y empleada de Renfe acabó por trasladar convoyes, catenarias, contrapesas e hilos de contacto al epicentro de mi jornada. Pero como diría el otro, aquí no estamos para hablar de mí (¿o era al revés…?). Total, al tema. Decía líneas arriba que quería aprovechar este rincón para aplaudir públicamente la labor de un par colegas. Me refería a los portavoces de Adif y Renfe, José López y Tino Ricote, dos ejemplos de profesionalidad durante la jornada de ayer. Era domingo, con lo que eso implica. Los ‘titulares’ no estaban en la redacción, con lo que eso condiciona. Y además nos encontrábamos frente a una situación de crisis, ya que hablamos de la paralización del servicio ferroviario con unos 3.000 viajeros afectados y una treintena de trenes sin poder salir o llegar a Alicante. Pues todo fueron facilidades. Los condicionantes no ayudaban, pero no se volvieron un obstáculo. Y se agradece, porque no resulta sencillo encontrarte con profesionales que sepan gestionar con rapidez la información en situaciones ajenas a la rutina diaria de la nota de prensa. Parece fácil, “tan sólo tienen que explicar lo que pasa, sus motivos y consecuencias”, dirán los lectores que llegados a este punto sean ajenos a las rutinas de los medios de comunicación. Y tienen razón, sí. En cambio, comportamientos como los descritos son casi una excepción. Parecen fáciles... No lo son. El trabajo bien hecho puede necesitar menos dedicación que su opuesto, pero siempre requerirá más tacto, complicidad, voluntad, interés... Lo que se hace llamar profesionalidad. Y ellos, Jose y Tino, hicieron gala de ella. Chapeau!

27 de enero de 2012

Cavando la fosa

Hay cosas que veo y no me gustan. En realidad, cada vez veo más cosas que no me gustan. Algunas, relacionadas con el periodismo. Dos de ellas dan forma a una reflexión que me ha ocupado buena parte de este viernes. Ambas, sin que quepa sorpresa de por medio, están íntimamente relacionadas con El Mundo. Sí, todo empieza a cuadrar. Pedro Jota no se pierde una.

La primera cruz la puse anoche, cuando en el último repaso antes de coger el sueño advertí que el diario publicaba hoy un extracto del acta del jurado que declaró “no culpables” a Camps y Costa. SIn cohecho impropio en el horizonte, la noticia (?) giraba en torno a las flagrantes faltas ortográficas que copan la redacción del texto. Si vamos un paso más allá, sin ánimo de ser muy aventureros, se adivina la intención del periódico de restar peso al dictamen popular por los errores ortográficos que lleva implícito. Es decir, algo así como: “Queridos lectores, el jurado era una panda de incultos, ¡qué quieren! ¡Nosotros ya sentenciamos a Camps, y no erramos!”. Visto lo escrito, el jurado, por desgracia, no es más que una fiel representación de la sociedad española. Cuidado a ver dónde vamos a situar la cota media… Cuidado, digo, porque tendemos a sobrevalorar al ciudadano tipo que puebla la calle. La sentencia será, o no, un despropósito, pero no vayamos a caer en el elitismo, procediendo de inmediato a condenar a las personas por ser ágrafas. Tal condición no es una ofensa al sistema judicial, sino a la educación de este país. Ningún artículo de la ley recoge la preparación necesaria para ser miembro de un jurado popular, sólo se exime a los analfabetos. Es decir, no te exigen carreras, másteres o certificados obtenidos en Cambridge. Al revés, si vas de listo (o das la impresión de serlo), te recusan de inmediato. Pero el artículo de El Mundo no sólo censura palabras que se dan la vuelta al paso de cualquier diccionario (‘faborable’, ‘tubiera’, ‘hallan pagado’), sino que, luciendo traje de académico, se jacta de la falta de tildes, de la mejorable puntuación y del arbitrario uso de las mayúsculas. Será que mis ojos han visto mucho, pero tampoco me subleva encontrarme, en un texto manuscrito, ‘conclusion’, ‘basandonos’ o ‘tenian’ sin sus correspondientes tildes. Tampoco me enerva que se escriba ‘fiscalía’ en minúscula (¡una duda que se escucha día sí y día también en las redacciones de los periódicos!), ‘generalitat’ o ‘forever young’. ¡Y qué decir de la escasa concordancia en varios pasajes del texto...! De verdad, no sé por qué escandaliza la capacidad (incapacidad, para ser exactos) ortográfica del jurado. Noticia, querido Pedro Jota, habría sido encontrarse con un texto niquelado, perfecto para su publicación. Entonces, sí que cabría extrañarse de esa muestra elegida (casi) al azar. Para pisar la tierra, sólo hay que pasearse por cualquier facultad (de ciencias, letras, mixta… y también de Periodismo) y echar un ojo a los textos que firman los alumnos. O preguntar a los profesores, que reconocen sin tapujos tener que levantar la mano para poder utilizar la columna de los aprobados. Eso no parece interesar al periódico, el trabajo ya está hecho: desprestigiar al jurado. “Como no dices lo que quiero oír, pues me río de tu ignorancia”. Di que sí, querido, en tu línea.

Decía que cada vez veo más cosas que no me gustan. La segunda del día, por concentrar los esfuerzos, apenas nada comparte con la anterior. Ambas sólo tienen un vínculo: el periodismo. Todo nace en unas palabras de Xavi Hernández. Leo en un digital: “El jugador azulgrana ha sido cazado hablando del Real Madrid antes de una entrevista en BarçaTV (‘Los del Madrid no saben perder, son la hostia’ o ‘La culpa es de Lass que hace entradas de animal’)”. ¿Cazado? ¿Antes de una entrevista? Paso de las letras y busco el vídeo. ¿Dónde acabo? En El Mundo, el digital que, al menos en primer término, ha emitido las imágenes filtradas desde el canal oficial del Barça. En la grabación se observa cómo Xavi departe con varios periodistas, en tono amigable, antes de entrar en directo en el programa posterior al último clásico en el Camp Nou. Vamos, un ‘off the record’ en toda regla. Ahora, como toca, el club azulgrana ha anunciado que ya investiga la filtración de las imágenes. Presupongo que, de dar con la tecla correcta (misión harto complicada), las listas del INEM acogerán a un nuevo miembro. Pero la historia va más allá. Una vez filtrado el vídeo, los medios tienen la potestad de publicarlo o de guardarlo en el cajón (como algunos han hecho), ejerciendo así con responsabilidad su profesión. No cuesta nada alojarlo en la web de turno, unos clics y, ¡hala!, miles de visitas. Enfrente, la ética y la deontología profesional se tiran de los pelos, si es que les queda alguno al que agarrarse… Responsable será el que ha filtrado las imágenes, pero creo que no menos responsable es el llamado periodista que las difunde. Si nosotros no respetamos nuestras reglas… ¿a quién vamos a llorar? Hay días, como hoy, que cavamos un poco más la fosa del desprestigio. Aún queda margen, sí. Pero cada vez, menos.

22 de enero de 2012

Fantasmas en la sombra


Paro una hora. Tiempo suficiente para coger con cierto ritmo la jornada laboral de este domingo. Ayer, la entrega de la última página (de las cuatro que tocaron en suerte) se prolongó más allá de la medianoche. Normal, la ocasión lo merecía. La masiva protesta contra los recortes en Educación del Gobierno de Fabra que colapsó las calles de Alicante con casi 50.000 personas nos obligó a cambiar el paso (nadie se esperaba tal afluencia de manifestantes) y duplicar el espacio reservado para la marcha en la edición de este domingo. La hora de sentarse a escribir, no antes de las nueve de la noche, ya hizo el resto.
Después de coger el sueño al borde de las cuatro de la madrugada y madrugar sin intención, tocaba aprovechar la mañana libre del domingo, previsiblemente la última  en meses. Un poco de ejercicio nunca viene de más para engrasar la mente y despejar el cuerpo (¿o era al revés...?) Y todo porque en este sábado no sólo hubo pancartas, silbatos e indignación, también tocó un paso matutino por el despacho de guardia de los fines de semana. Y ahí, por pura probabilidad, sales salpicado… Como así fue. Pero saldremos adelante. Seguro. Peor es nada.
En este receso de una hora, como sustituyente a la siesta, he apostado por leer la encíclica del domingo y, una vez libre de pecados, enredar un rato en las redes sociales. Y en esas me ha saltado a los ojos un tweet de Elena Valenciano, la fiel escudera de Rubalcaba en las últimas Generales.
Admito que no he tardado ni ‘cero coma’ en contestarle… Y no me arrepiento, pero sí podía haber empleado esos segundos en cualquier asunto de provecho. La incorrección, no tengo por qué no creer su versión (o sí), está ahí. Nadie puede discutir lo publicado. Ahora, dice mucho de la diputada socialista que avive una supuesta campaña de un periódico local orquestada en su contra. Debe estar orgullosa, le ha quedado un autorretrato niquelado. Allá ella. Pero, por experiencia, sabrá que mientras buscas fantasmas, no ves realidades.

19 de enero de 2012

Rabia en la victoria



Hablo desde la más absoluta indignación. Lo admito. Y lo siento. La historia se repite, el Barcelona vuelve a reflejar en el marcado su superioridad ante el Madrid de Mourinho(1-2). Pero la historia no sólo tiene páginas doradas, también carga con pasajes dignos del peor escribano. Y digna de película protagonizada por Hannibal Lecter ha sido la exhibición de juego sucio que esta noche ha perpetrado Pepe en el Santiago Bernabéu. El expresidente del Real Madrid se debe retorcer en su tumba cuando ve cómo, en su propia casa, un tipo que se hace llamar futbolista finge, clava tacos en tobillos ajenos y pisa la mano de Dios. Y ese tipo, el que agrede con total impunidad, viste la camiseta del Madrid. A mí, plin (que diría la Ordoñez-Dominguín), pero el fútbol nacional, representado con el mejor partido que se puede dar en la actualidad (un clásico Barça-Madrid), no se merece proyectar esa imagen al mundo. Recuerdo que la primera acción punible de Pepe (la menos cobarde, a la vez) se ha producido en el arranque del partido: tacos al pie de Busquets. Por el contrario, las dos actitudes más censurables (fingir una presunta agresión de Cesc y pisar con alevosía y premeditación la mano izquierda de Messi) se registraron con empate provisional en el marcador (1-1). Ahí, tras esos dos fogonazos de matón a domicilio, el resultado ha pasado a un segundo plano. Para mí, matizo. De hecho, la celebración del gol de la victoria (gracias, Abi) ha sido de lo más suave… Tenía miedo de que sigilosamente, por detrás, como los cobardes, apareciera la sombra de Pepe y… Bueno, mejor será dejarlo ahí, que puede haber niños en la sala. Los mayores podéis echad a volar vuestra imaginación. No olvidéis, eso sí, aliñar la escena con sangre (y dosis de traición). Eso o quedaría alejada de cualquier representación del portugués. Dicho lo cual, vuelvo con mi indignación. En compañía, siempre se digiere mejor la rabia... Del resultado (enésima exhibición de la gloriosa era-Pep), nada que añadir a lo ya visto sobre el césped. Las victorias llegan solas, a la sola llamada del buen fútbol. Como debe ser. Como siempre nos enseñaron.

17 de enero de 2012

Vidas

Yo no conocí a Manuel Fraga Iribarne. No estuve con el franquista y apenas me crucé con el demócrata. Mi conocimiento directo del político gallego, que ayer falleció en su domicilio de Madrid a los 89 años, se limita a su última etapa en activo, cuando batallaba por gobernar Galicia y en su postrero servicio político, como invitado cuasi honorífico en su escaño del Senado. Para mi generación, el Fraga más auténtico, el que formó parte de la dictadura y el que también apadrinó a la actual Constitución española, sólo es historia. Es decir, conocemos sus aventuras y desventuras por lo que recogen las bibliotecas, las hemerotecas y las palabras de los que nos preceden en la vida. En estos casos, cuando los datos vitales de una persona vienen de boca de terceros, resulta muy higiénico creerse la mitad de los que dicen sus detractores y poco más de cuarto y mitad de lo que glosan sus aliados.

En días como hoy, cuando la actualidad política versa casi en su totalidad en torno a la figura de Fraga, nadie puede negar que todavía faltan muchos años, que pasen varias generaciones, para que la historia de España sea tal, y no narraciones interesadas de hechos puntuales. Hasta entonces, seguiremos despidiendo a personajes del pasado determinantes en el presente con biografías tan divergentes como puntos de vista participen en el debate. Malos, malísimos y servidores de la democracia. Todo en una sola persona.

En algunas décadas, imagino, los jóvenes de la época hablarán de Fraga como una persona clave en la historia española de la segunda mitad del siglo XX. Un político que, en sus casi 90 años de vida, combinó luces con sombras (muy oscuras al tratarse de una dictadura en la que se embarcó sin pudor alguno). Pero también, supongo, relacionarán a Fraga con un gallego, dicen que con tanto carácter como malhumor, que participó activamente en la redacción de esa Carta Magna de 1978 que devolvió a España la luz después de demasiadas lágrimas vertidas. Vivir casi un siglo da para mucho. Sin olvidar, no parece necesario tachar pasajes lúcidos. Y sin olvidar, tampoco parece necesario borrar episodios sombríos. Las vidas no son más que luces y sombras. La tuya, la mía y las de los demás. Vidas, al final y al cabo. Y maquillarlas, al antojo propio, deriva en un insulto a la inteligencia.

13 de enero de 2012

La nueva estirpe de superhéroes

Aún reflexiono qué puede llevar a un chaval, con un futuro prometedor, un expediente académico intachable y una familia más que acomodada a mover los hilos suficientes para echar por tierra los cimientos que ya le aseguraban, de entrada, una vida fácil. No lo entiendo. Tienes 25 años, hace apenas dos cursos te has licenciado en Económicas; no sólo eso, sino que puedes presumir de ser el mejor de tu promoción (UA-2009); trabajas en la CAM, donde tu padre desempeña un cargo directivo... Pero te debe aburrir la vida que te ha tocado en suerte y optas por enfundarte el traje de Superman (tirando a Batman) para intentar salvar al mundo de los malvados. Y no se te ocurre otra fórmula –ya explicarás dónde has dejado las neuronas que te llevaron a liderar a tu clase en la universidad– que empezar con una campaña tan vulgar como cobarde. Te creías muy listo… Fuiste muy torpe. Todo bajo la presunción, of course.

Emulando a los superhéroes, intentaste ocultar tu identidad enviando a los interventores del FROB correos electrónicos anónimos en los que amenazabas con atentar contra ellos si no incluían en el expediente contra María Dolores Amorós una serie de acusaciones. Pero eras ambicioso en tus propósitos... Y para ello nada mejor que dar la impresión a los receptores de las misivas de que, de no cumplir con tus exigencias, grupos terroristas podrían pasar a la acción. Ahí es nada. ¿Pensabas, en serio, que tus movimientos iban a quedar impunes? ¡Qué pena de materia gris!

Pero tampoco te sirvió con las amenazas, sino que te decantaste por la extorsión. Así, fijaste tu objetivo en la figura del director del periódico líder de la provincia. Tonto, tampoco, claro. En este caso, tras las amenazas… llegó la difamación a través de internet. Tejiste tu propia trampa. ¿No sabes, alma de Dios, que todo queda registrado en la red de redes? No conseguiste tu meta –tras la negativa de publicar en el diario las informaciones contra Amorós que remitiste también a los funcionarios del Fondo de Reestructuración–, por lo que diste otro paso más en tu lucha contra los malvados. Iniciaste una campaña de difamación a través de varios medios digitales y páginas de dudosa reputación (calentitas, vamos). Duras acusaciones, que se acompañaban de un glosario personal con nombre, apellidos, DNI, teléfono y correo electrónico de tus víctimas. Leo, chico ambicioso, que la Policía también te acusa de haber intimidado a la hermana de Amorós. A ella le tocaron las amenazas de un posible secuestro de su hijo menor, además de, según se ha publicado, sufrir tu buen manejo de las webs pornográficas, en las que también insertarse sus datos personales. Todo un hombre. Sí, señor. ¿No pensaste en los damnificados que dejabas en el camino durante tu primera, que se sepa, misión de superhéroe? Demasiadas pesadillas en plenas navidades...

Y es que fuiste muy torpe, perdona la franqueza. Iniciaste una campaña contra los interventores y la hermana de Amorós... Vale. Pero también incluiste entre tus objetivos a un periodista, que denunció públicamente (repito, publicamente) tus maniobras el pasado 22 de diciembre. En el titular, seguro, te tuviste que dar por aludido: “El fiscal investiga un intento de extorsión al director de Información”. Pero, pese a todo, perseveraste en tu lucha por un mundo, supuestamente, mejor. De hecho, agentes de la Brigada de Delincuencia Económica, que esperaron con paciencia el receso de la actividad por las vacaciones navideñas, te cazaron con los dedos sobre el teclado del ordenador de la biblioteca de la Facultad de Económicas de la Universidad de Alicante que utilizabas para intentar evitar que tus mensajes cibernéticos dejaran rastro. Pese a salir publicado en el periódico que la Fiscalía estaba al corriente de tus tejemanejes, seguías enrolado en el envío de correos. ¿Te llegaste a creer el personaje hasta tal extremo para pensar que estabas al margen de la ley? Tu expediente demuestra tu intelecto, pero oculta tu escasa perspicacia. Ya sabes, las notables diferencias entre ser listo o simplemente inteligente.

Imagino tu cara de niño bien cuando se identificaron los nacionales. ¡Vaya poema debió ser! Parece que se te acusa nada menos que de delitos de amenazas, extorsión, contra el honor y de descubrimiento y revelación de secretos a través de Internet. De salir mal el juicio, te podrían caer varios años. Da igual. Acabes en la cárcel o con alguna línea en tu expediente (policial), el susto ya lo debes llevar en el cuerpo. Veremos qué peso judicial cae sobre ti, pero a estas alturas, con apenas 25 años y una vida que tenías muy encarrilada, ya sabes el peso de los grilletes sobre tus muñecas (aunque no te quejarás, los agentes tuvieron el detalle de dejártelos bien holgados). ¡Ay, qué pena de héroes caídos…!

Una sonrisa contra los malos humos


Parecía una semana que transcurría al dictado de cualquier yerno perfecto. La Comunidad Valenciana por fin se ha instalado entre los puntos calientes de la información (?), Elche y Alicante siguen uniendo lazos (una se alimenta de la campaña del ‘Guapa, guapa y guapa’; la otra equipara, tijera en mano, las pagas extras que cobran ambos funcionariados); corroboramos que el dinero público en Andalucía va a parar a las mismas manos que el privado (y, además, la Junta no le “quita ni un gramo de gravedad” al asunto); cerramos otro par de clásicos para los próximos días en el llamado torneo del KO, desviando así la atención mediática de tanta crisis y tanta gaita (que hoy a España le han quitado el dinero de las manos en la subasta pública… y a buen precio, señoras)… Vamos, por fin, íbamos por el buen camino. Ejem.

Continuábamos por la senda correcta, decía, y yo satisfecha. Y así hasta que esta tarde he recibido un correo electrónico que ha convertido de un plumazo todo mi optimismo (ejem, ejem) en mala (piiiiii...). Vaya, la censura se ha hecho presente. Bueno, digamos que ha convertido el optimismo en frustración. No basta con que la administración te obligue a realizar un máster oficial (clin, clin, caja) para poder cursar el doctorado (más caja, claro). No basta, subrayo, porque una servidora ya se pasó cinco años en la facultad para conseguir la licenciatura (no como los jóvenes, que con la farsa del Plan Bolonia -mucho “chau chau”, pero todo sigue igual en las aulas- en cuatro cursos ya tienen el papelito firmado por su Majestad). Vale, lo aceptas (no te queda otra) y pierdes un año en completar el quinto curso de carrera que ya hiciste en su momento. Empiezas el máster de turno, que por nuevo marcha a trompicones. Optas por la rama de investigación, elección obligada si quieres obtener el certificado que te abra las puertas al doctorado. Te exigen cursar nosecuantos créditos como prácticas de empresa. Gratis, claro, eso ni se cuestiona. Pero aquí ya no basta con que dediques todas las mañanas (por las tardes, cuatro horas de clase) a cursar las prácticas en la empresa de turno (te venden que vinculada al sector de la investigación, pero nanai). No. No basta con que hagas encajes para combinar con cierta soltura las prácticas en empresa, las clases del máster, el trabajo (quien tenga esa fortuna) y la vida (si es que te queda algo que se le parezca). Tampoco. Que no basta, ya verán...
En esas, cuando ya lo tienes todo organizadito (al milímetro, eh!), la empresa (para la que vas a trabajar, ya que el concepto ‘práctica’ no se lo cree ni el más inocente del reino) te informa de que debes acudir a una entrevista personal porque, comprendámosla, quiere elegir entre varios candidatos. ¿Perdón? Recapitulemos. El máster te obliga a cursar unas horas (no pocas) de prácticas, el profesorado te ofrece la posibilidad (mil gracias, we’ll never forget you!, que cantarían en Anfield) de cumplir el trámite en una empresa que, de entrada, ya te adelanta que la investigación no la vas ni a oler… Sino que además tienes que superar un casting, al estilo OT, para que te permitan emplear todas las mañanas de lunes a viernes de los próximos tres meses en trabajar gratis para ellos… ¿Qué es esto? ¿Dónde está la cámara oculta? ¿Y la gracia, que no la acabo de ver? Eso sí, la Universidad, que otra cosa no, pero tiene una mano izquierda elogiable, te propone, si no quieres esperar a que el Risto de turno emita su valoración, que realices las prácticas en Elche (en una de esas partidas rurales, para más choteo). ¿En Elche? Venga, bah, sacad ya la silueta del inocente y a Juan y Medio de la habitación contigua… Ya no es que hagas encajes para combinar con cierta soltura las prácticas en empresa, las clases del máster, el trabajo (quien tenga esa fortuna) y la vida (si es que te queda algo que se le parezca). No, además te tienes que costear la gasolina (la factura no debe ser nada desdeñable, y menos ahora que se nos caen de los bolsillos los céntimos sanitarios) de ir cinco días a la semana hasta la localidad vecina (y ya casi hermana) durante tres meses. ¿Que podía ser peor...? Y tanto.


A los pocos minutos, cuando aún te sale humo por la cabeza y la esclerótica del ojo no había recuperado su blanco habitual, recibes otra comunicación vía electrónica. Viene de la Universidad de Barcelona. “Apreciada alumna. Para poder iniciar los trámites de petición del título…”. Al tema, que los textos administrativos resultan soporíferos de leer. Para conseguir el papelito de turno que certifique el máster que cursé el pasado año en la UAB debo abonar 200 euracos... O eso o nada. Puedo rechazar el título oficial, también rubricado por su Majestad (cuánta tarea...), pero entonces ningún papel certificará los 4.000 euritos que nos invitaron a soltar para un estudio a distancia. Elijamos, pues. Susto o muerte, Rajoy o Zapatero... Horror.

Gracias, España.

PD: ¿Queréis que vuelva a mirar la bandeja de entrada a ver con qué me sorprendía el siguiente correo, eh!, bribones? Pues no. Paso. Pal caso...


9 de enero de 2012

El torneo del KO, la fiesta del Lucentum

Las vacaciones navideñas encaran su recta final. Apenas quedan unas horas para que los colegios vuelvan a abrir sus puertas y las rutinas diarias recuperen sus ya casi olvidados horarios. A estas alturas del domingo, ya sabemos uno de los asuntos que canalizará el arranque de la semana: la determinante actuación arbitral de Turienzo Álvarez en el derbi barcelonés (1-1). Hoy, también, el barómetro de Metroscopia para El País, ha dado voz a la opinión de los españoles tras los drásticos recortes del Gobierno de Rajoy en materia económica… Y parece que, de momento, la mayoría apoya las medidas tomadas por el Ejecutivo. O eso dicen los números. Habrá que ver hasta dónde llega ese margen de confianza que los ciudadanos han entregado al actual presidente, aunque da la impresión de que todo dependerá del resultado efectivo de sus actuaciones. Y, obvio, del tiempo del que requieran. Veremos. Fútbol, política… y prou.

Menos tiempo habrá que esperar para ver de nuevo al Lucentum en la Copa del Rey. Y hoy, a buen seguro, es el día apropiado para alabar la trayectoria del equipo dirigido por Vidorreta. Hoy, el conjunto revelación de la Liga ACB ha roto una racha de tropecientas victorias consecutivas (seis, para los puristas). Hoy, el Lucentum visitaba la cancha del Barcelona (65-49). Y por ello de querer hacerlo todavía más difícil, ha saltado al parqué del Palau Blaugrana sin Ivanov, su mejor jugador (MVP del mes de diciembre en la ACB), y Rafa Freire, el director de orquesta que da minutos de descanso a Llompart, otro de los baluartes del cuadro alicantino. Pese a las dos notables bajas por lesión, el Lucentum ha dado la cara ante el principal favorito al título de la regularidad, uno de los candidatos más fiables para hacerse con la Euroliga y, además, anfitrión en el próximo torneo del KO. Y ahí, en la Copa, estará el conjunto alicantino por méritos propios. Todavía, aunque parece empresa complicada, puede acudir como cabeza de serie, despejándose así el camino en el cruce de cuartos de final. Sea como sea, el Lucentum está firmando una temporada brillante... Una trayectoria (rozando su mejor arranque liguero) impropia de un equipo que se configuró durante un periodo estival en el que todo giró en torno a los continuos rumores de desaparición. Los números pudieron apagar la llama, pero hoy el club está más que vivo. Sin patrocinador. Pero, en lo deportivo, bien lozano.

Las valoraciones se hacen a final de curso, cuando ya todo es irreversible. Hasta entonces, cada palabra que se firme tiene carácter temporal. No obstante, mientras los focos apuntan a las palabras de un siempre lenguaraz Tote o las pataletas de nuevo rico de Ortiz, el Lucentum sigue a la suya. En verano, tras mucho sufrimiento en las oficinas del club, se consiguió configurar una plantilla marcada por las restricciones económicas pero al antojo de su entrenador, Txus Vidorreta. El técnico vasco llegó la pasada temporada a Alicante, tras toda una vida en el Bilbao Basket. Cogió al equipo en la zona roja de la clasificación y logró mantenerlo en la élite del baloncesto nacional. Se dudó sobre su continuidad, con relevo en la presidencia de por medio, pero Luis Castillo consiguió convencerle, dándole poder absoluto en la esfera deportiva. Vidorreta, después de esperar otras propuestas ACB, aceptó el reto en Alicante. Y hoy, ya tiene al Lucentum oficialmente clasificado para la Copa del Rey y virtualmente salvado del descenso a la Leb Oro. Hoy, en la jornada 15, a más de una veintena de compromisos para finiquitar la Liga, el Lucentum disfruta de un balance inalcanzable para el mejor soñador.

Parece un cúmulo de casualidades. Pero es una realidad. La pasada campaña, Vidorreta cambió la cara a un equipo que se debatía entre las derrotas y las humillaciones. Logró que los jugadores compitieran en la práctica totalidad de los partidos, consiguiendo el principal objetivo de la institución, la permanencia en la Liga ACB. Esta temporada, el objetivo no iba más allá. No obstante, el buen hacer del cuadro alicantino ha convertido en anécdota los propósitos que manejaba el equipo a principio de curso. Ya en la Copa, se ansía formar parte del bombo de los elegidos. De nuevo, se antoja misión harto complicada. El Lucentum necesita ganar un partido más que Unicaja, su verdadero rival en la lucha por el cuarto puesto. Dejando a un lado las teorías estadísticas, ciñéndonos a la práctica, requiere sumar dos victorias (recibiendo al Real Madrid y visitando al Estudiantes) y esperar que el cuadro malagueño (con un cómodo partido en casa frente al Murcia) caiga en su viaje a Manresa en el cierre de la primera vuelta de la competición. Son combinaciones numéricas, pero no descartemos que se conviertan en realidad. Hablamos del Lucentum de Vidorreta, lo más parecido que se ha visto por estos lares desde el Lucentum de Poch. Para recordar aquella campaña, habría que remontarse siete años atrás, allá por 2005. Entonces, el equipo alicantino -con Berni, Nacho, Larry, Quincy, Lucio, Iñaki y demás tropa- firmó la mejor temporada de la historia del club, clasificándose para la Copa del Rey y los playoffs por el título de la ACB, cayendo en ambas ocasiones frente al verdugo malagueño, el Unicaja, con el que ahora se disputa una plaza entre los 'grandes'. En el deporte, los resultados hablan en pretérito. La competición siempre te brinda una nueva oportunidad de revancha. Y aquí está.

Sea como cabeza de serie o en el grupo de los convidados, el Lucentum participará por segunda vez en su historia en la Copa del Rey. Ya conseguido el billete, se podría valorar el trabajo de Vidorreta en el banquillo, la dirección de Llompart, el corazón de Ivanov, la contundencia de Barnes, la intrascendente salida de Singler hacia la capital... pero también podemos limitarnos a aplaudir la trayectoria de un equipo (en su máxima expresión) configurado, sálvese alguna excepción, a partir de jugadores descartados por sus anteriores clubes. En épocas de recortes, las alegrías se cotizan al alza, y el Lucentum rebosa felicidad.

El torneo del KO, en baloncesto, se convierte cada temporada en una auténtica fiesta del deporte. Este 2012, toca celebrarla en Barcelona. Allí estaremos. Nos vamos de copas... e incluso nos pagamos. Invitar... ya es otra guerra.

5 de enero de 2012

A los Magos, sólo los sueños

Asistir a la cabalgata de los Reyes Magos ya es una tradición. Casi una obligación. Esa tarde no se hacen planes, hay que buscar sitio en Alfonso El Sabio para ver pasar a Melchor, Gaspar y Baltasar. Cada año, casi todo cambia. Este 2012, un político, un cocinero y un periodista encarnaban a los Magos de Oriente en Alicante. Casi todo cambia, decía, menos la ilusión de los niños. Ellos también crecen, pero las nuevas generaciones mantienen su cara embelesada al paso de las carrozas reales. Todos, años atrás, miramos con absoluta admiración a nuestro rey favorito. El mío, Melchor, ese entrañable viejecito de barba blanca. Nunca me cayó bien Gaspar, y Baltasar… se dejaba mirar. Ahora, algunos días crees en todos; otros quieres creer en alguno; y los menos no crees ni en ti.

Aquí, en Alicante, nada tiene que ver con los espectáculos que se exhiben en otras ciudades. De Madrid, ni hablamos. Pero con el paso de los años, la ilusión por ver pasar a los Reyes Magos, saludando desde lo alto de sus carrozas, se ha reconvertido en la ilusión por, algún 5 de enero, participar en la cabalgata de mi ciudad. Cada Noche de Reyes, instantes antes de coger el sueño, me imagino a bordo de una carroza, ataviada con algún ropaje real (dile luciendo porte de paje dile…), lanzando caramelos a los centenares de niños que miran absortos el paso de sus Majestades. Cada 5 de enero, sin falta, imagino la escena. Ahora, en unos minutos, volveré a cerrar los ojos y a dar vida a ese instante mágico. Pero los años pasan… y los Magos siempre se olvidan de chasquear los dedos y, ¡voilà!, hacer realidad ese deseo. Con todo, no cejaré en mi empeño. Los sueños hay que perseguirlos... Y así, seguro que algún día podré mirar a los pequeños y ver reflejada en mí esa inocencia que emanan en la mágica Noche de Reyes. Nunca hay que subestimar a sus Majestades… A las de Oriente, menos. Yo no lo hago.

Tampoco subestimo la capacidad del ser humano, aunque a veces me cuesta horrores no caer en la tentación. En esta escena siniestra, marcada por los recortes en los derechos adquiridos durante años, nadie realiza un mínimo de autocrítica. Las culpas, para los políticos. Sí, como si éstos fueran seres llegados de otro mundo que detentan un poder sobre los humanos. Podemos esgrimir el programa oculto de los nuevos gobernantes o lo cubierta que está la inmundicia que se hace llamar herencia política. Todo eso vale. Y mucho más. Pero también es hora de, aunque sea en la más absoluta intimidad, reconocer los errores que hemos cometido los ciudadanos. Nosotros somos los verdaderos responsables. Puede que no los culpables, pero tampoco podemos ni debemos pasar por alto nuestras obligaciones. Es hora de empezar una sensata reflexión. Como el debate de ideas de los socialistas, pero impidiendo las puñaladas por la espalda y la caspa sobre la mesa.

¿Quiénes otorgan el poder a los políticos? ¿Quiénes se olvidan de controlar la ejecución de ese poder durante cada legislatura? ¿Quiénes presumían de tener Terra Mítica, Ciudad de la Luz, Ciudad de las Artes y de las Ciencias, Copa América, Volvo Ocean Race, Fórmula Uno…? ¿Quiénes aplaudían al vecino cuando acentuaba alguna enfermedad para alargar las vacaciones? ¿Quiénes permitían que las facturas fueran casi un tesoro en ciertos trabajos? ¿Quiénes renovaban el material de oficina doméstico a costa de la administración? ¿Quiénes se subían al autobús en una parada y se bajaban en la siguiente debido a la gratuidad del servicio? ¿Quiénes…? Poner el punto final a la lista sería un trabajo ímprobo y, tal vez, eterno. Los recortes que ahora tanto se llevan parecen un intento de poner puertas al campo de la cultura española. En este país, siempre se ha enjuiciado al emprendedor, poniéndole el pie en el cuello tras el primer traspié, y alabado al chaval que aparcaba los estudios para trabajar en un empleo sin cualificación que le permitía comprarse un fardón Porche Cayenne. No es una constante, aunque sí una actitud fácil y elevada a los altares en tiempos tan cercanos como ya enterrados. La generalización esquiva la perfección, sí, pero permite iluminar grupos para tapar individuos.

Ahora, mientras los políticos, más los que pregonaban los grandes eventos como el maná y mucho menos los que repartían a discreción ese dinero público que decían no era de nadie, deben tomar medidas para frenar una bola con carácter incontrolable, los ciudadanos, además de maldecir a unos y otros, deberíamos recapacitar. Sentarnos y pensar qué actitudes han incubado el actual desmadre. También podemos sacar el dedo acusador, es más cómodo, menos ingrato... Pero la integridad de la culpa no siempre se conjuga en tercera persona. A veces, en más ocasiones de las que pensamos, la raíz del problema nos toca de cerca. No por ello somos culpables de todo, pero sí responsables de mucho. Retirar la carta blanca con validez cuatrienal puede ser un buen comienzo. La bondad ya es pasado. Probemos si con la exigencia, propia y ajena, se mejora el patio. Pensémoslo. No todo se puede dejar en manos de los Magos de Oriente. Sólo los sueños imposibles.

3 de enero de 2012

Destino: Oriente


“Queridos Reyes Magos…”. Así arrancaba cada final de año la carta que remitía a sus Majestades de Oriente. Nunca la entregaba en mano a ningún enviado de Melchor, mi mago favorito. Me daba miedo, rechazaba la invitación. Pero sabía que, igualmente, les iba a llegar. De todo eso, ya hace mucho... Ahora, las peticiones siguen otros caminos, menos inocentes pero con ilusiones casi parejas. Con las vacas flacas pastando a su gusto por ahí afuera, no queda otra que concentrar las peticiones y pretender lo verdaderamente necesario. Los pequeños siguen a lo suyo, con las Monster High y los videojuegos, mientras que el resto nos centramos en desear salud y trabajo. ¡Qué remedio! Ya habrá tiempo más adelante para caprichos…
En el periodismo, como sector, todo huele a añejo. Se habla de crisis, la de siempre. Más acentuada, sí, pero la de siempre…. También se discute sobre las decisiones de los responsables de los balances, de sus prioridades, donde pocas veces se impone el capital humano. Al final, somos números: ceros y unos. Hoy Público ha presentado concurso de acreedores. Mañana serán otros. El modelo del papel parece caduco. Nadie ha pulsado todavía la tecla del futuro. Se intenta sobrevivir, mejor o peor, y soplar a contracorriente para intentar calmar las aguas. Difícil cometido. Con todo, una vez superada la actual situación económica de carácter casi universal, habrá cabeceras que mantengan sus constantes vitales. Seguro que las habrá.
Para ello, para seguir en la lucha, habrá que continuar con el examen de conciencia. Parece difícil que los profesionales podamos leer un periódico con el traje de lector puesto. Yo lo intento en multitud de ocasiones, a veces incluso creo conseguirlo. Entonces, dejo pasar por alto los errores de diseño, detalles casi inapreciables para los ciudadanos, pero me rebelo con los fallos de escritura. ¿Cómo se puede salir a la calle con erratas que, queramos o no, restan prestigio al periódico? Los errores son casi inevitables, por ello de ir unidos a la condición humana. Pero siempre se puede hacer algo más. Se detectan en todos los diarios, ninguno se escapa, aunque el disgusto gana enteros cuando los ves en tu casa. Cambiar apellidos en portada, omitir letras para cuadrar titulares, inventar palabras, publicar las indicaciones que acompañan a los gráficos o repetir imágenes en una misma página… Y así, un interminable etcétera. No hay nombres tras los errores. Son anónimos. Cualquiera podría firmarlos: prisas, excesiva carga de trabajo, falta de manos... A los Magos de Oriente les pido, para este 2012, reducir la lista. ¿Me lo concederán? Por el bien de todos, que así sea.

¿Que no cabe el titular? Verás como sí...
 
Decimosegundo o duodécimo, qué más da...
 
¿Posadas? Con una posada vamos bien...


No hay que ocultar nada a los lectores, ni las leyendas...
  
¿Especi... qué?


Dos portadas idénticas... no cuelan, no...

Cristiano, el sin alcohol...




A los Magos de Oriente, ya puestos, también les pido honestidad profesional. No me gusta que se intente jugar con la buena fe del lector. Al lector, sólo por el hecho de elegir tu cabecera entre la amplia oferta que encuentra en el kiosco, se le debe mostrar un respeto máximo. Y como la mujer del César, no sólo vale con ser honesto con la persona que confía en ti para informarse, sino que también hay que parecerlo. Y ahora, más si cabe. Nunca, nunca intentar engañarle. Duele a la vista cuando uno se encuentra anuncios, una práctica cada vez más común, que buscan asemejar su diseño al de las noticia para hacer pasar la publicidad por información. Personalmente, me parece una auténtica burla al lector. Como dirían los jóvenes: "Reírse en 'toa' su cara"... Un motivo más que suficiente para dejar de comprar dicha cabecera. Imagino que los periódicos ingresarán una cuantía superior por dichas publicidades. Sí, pero es dinero sucio. Y de la ética, mejor ni hablamos...


Algunos dirán que esto es publicidad (lleva doble filete de separación y, en pequeñito, el antetítulo “noticias de prensa”. Otros, que es un desprecio al lector.

En relación con ese ambiente que lleva al profesional a separarse de la excelencia, José Mota firmó la pasada Nochevieja un sketch que resumía a la perfección lo que pasa por la cabeza de muchos jóvenes. Hablaba de esa ‘generación perdida’, la que dicen está compuesto por los españoles mejor preparados de la historia. Hay que verlo. Refleja a la perfección la realidad. Pero siempre con una sonrisa, que de ésta también saldremos. Y no por los Magos, sino por nosotros.