27 de febrero de 2010

Ahora, sí

Los economistas más prestigiosos, los gestores más expertos… incluso los políticos más afanosos llevan meses buscando soluciones a la actual crisis. El sistema financiero, con sus problemas y su margen de mejora, centra a las privilegiadas mentes capaces de crear los problemas –con cierto disimulo– y luego –con más descaro– colgarse las medallas al ofrecer eficientes remedios.

Pues nada de eso. Parece ser que nosotros, el pueblo, tenemos la receta al alcance de nuestras manos. ¡Y sin saberlo! O, al menos, eso nos ‘vende’ una de esas campañas con tintes absurdos que surgen en épocas complejas. “Estoloarreglamosentretodos” (punto org) reúne a una decena de rostros famosos –y otro puñado de anónimos– con el objetivo de “contagiar la confianza de la misma manera que se ha contagiado el pesimismo”.

Porque… una oferta de promoción gratuita ligada a los problemas sociales resulta difícil de rechazar. ¿O no… Ferran, Angels, Ramón, Juan José, Edurne, Fernando, Jordi, Andreu…?

23 de febrero de 2010

Una trayectoria digna

Existen ciertos personajes con querencia a la polémica. Y siempre desde una perspectiva inquietante, nada didáctica. El último en dar un paso al frente, para recordar que sigue ‘vivo’, es un tipo digno de estudio. Sólo de estudio, porque digno de espíritu no parece ser.

A mediados de la década de los noventa, el señor Vicente Sanz saltó a la actualidad al asegurar que estaba en política para enriquecerse (sic). Toda una declaración de intenciones. Por aquel entonces, la sinceridad llegaba de la mano del presidente provincial del PP en Valencia, que fue destituido de su puesto, y posteriormente recolocado en la Televisión Pública Valenciana. Un “te quito de aquí para aplacar los ánimos de los medios de comunicación y la oposición, pero tranquilo, te voy a garantiza una jubilación propia de ti, digna como te mereces”.

Ahora, quince años después, ha vuelto al escenario mediático. Un espacio que nunca llegó a abandonar, dado su alto cargo (dicen que de responsabilidad) en un ente que puede presumir de todo menos de ser un modelo para el buen periodismo y la correcta gestión.

La denuncia de tres trabajadores de Canal 9 por supuesto acoso sexual ha empujado al reputado Vicente Sanz a presentar su renuncia temporal al cargo. ¡Para que luego le llamen indigno! Asegura que en la decisión interviene su deseo de “no dañar a la institución”. Vamos, como si no tuviera la pobre costra…

Salvaguardando su presunción de inocencia, como acosador que no como aprendiz de rico, estos personajes resultan poco alentadores para las próximas generaciones, incluso para las actuales. Todo es uno. Oteas el actual panorama y te debes cuestionar algo similar a… ”¿Cómo puede vivir –y bien– del dinero público una persona con dicha ‘trayectoria’ profesional? La respuesta es, aún, menos confortable.

Los pancarteros... de vuelta

Manos a la obra. Pancartas desplegadas, banderolas al viento, petos bien llamativos y mucho ruido. Aunque pocas nueces. Los sindicatos salen hoy de las madrigueras –no sé cuánto tiempo después– para mostrar su desacuerdo ante la propuesta del Gobierno de Zapatero para reformar el sistema de pensiones. Así podremos confirmar que siguen en activo.

Resulta digna la actitud de los que dicen ser representantes de los trabajadores, ésos que cada vez tienen menos peso representativo en la población española y los mismos que, por supuesto, olvidaron años ha ese esfuerzo que van tan ligado al trabajo. Estos personajes salen, por fin, del letargo en el que cayeron al ver las compensaciones recibidas por mantenerse quietos, con la boca cuasi cerrada y una actitud poco combativa. Y de esto hace ya varios años, alrededor de un lustro.

Sin embargo, ahora, apenas tienen credibilidad. No es lógico echarse a la calle ante una propuesta del Gobierno, que no se ampara en ningún decreto, ley ni figura semejante. Tan sólo una idea hecha pública. Y no es lógico, menos aún, cuando ese mismo Gobierno apenas se ha movido a la hora de acercar, con medidas contundentes, el final de un túnel financiero que nos mantiene en una oscuridad preocupante. Sobre todo, cuando otros países del entorno empiezan a descubrir que el astro Sol no había dejado de iluminar, sino que la ambición capitalista nos había impulsado hacía un agujero profundo. Pero, que se presume, con salida. Y ante la inmovilidad manifiesta del Ejecutivo… una pasividad alarmante de los sindicatos. Entendible si imaginamos sus ‘cuentas’. Dicen, tal vez los mal pensados, que ellos sí han sabido esquivar la crisis. Benditos sean.

13 de febrero de 2010

I have a dream...

El reloj se aproxima peligrosamente a las seis de la mañana. Hora prevista para que toque la diana. Entonces, el sábado 13 de febrero ya habrá recorrido varias horas de su marcado trayecto, mientras otros estaremos abriendo los ojos con cierta pereza y toques nerviosos. El día ya está aquí. Meses esperando que llegue la fecha… y me marcho casi sin despedirme. La vergüenza no la conozco y el perdón hace tiempo que me abandonó. ¡Qué le vamos a hacer!

Así que hace algunos minutos, cuando la medianoche amenazaba, he apagado el ordenador y me he dirigido a descansar. Pero no ha podido ser. El sueño se resiste a llegar. Es su hora, pero él también debe estar expectante. En un rato despega un avión más, pero que llega consigo cierta carga emotiva. En un rato comienza el viaje ‘fin de carrera’. Nuestra escapada. Ámsterdam y París nos esperan. Parece, eso sí, que vestidas de blanco y con la calefacción de vacaciones. Preciosas.

Estos últimos días, debo reconocer, han sido una continua carrera contrarreloj. Una carrera que arrancó a finales de noviembre y que, espero, concluya dentro de una semana. Necesito respirar. Todo empezó con la revista de Cabo Mar, el trabajo de investigación de Historia de la Libertad de Imprenta, las lecturas de Especializado y Ética Periodística, las entrevistas de personalidad, la preparación de los exámenes, las pruebas en cuestión, los artículos de las Cortes de Cádiz… Un no parar. En el trabajo, una historia calcada. La publicación de la Costa Blanca para Fitur, la incertidumbre acerca de los cambios –que siempre afectan…– y, desde hace unas semanas, el privilegio de invertir todas las tardes en el periódico. Da gusto participar en la dinámica de una redacción con vida. En fin de semana… la situación es muy distinta. Hay un grupo cohesionado, pero demasiados ordenadores vacíos. Y cada vez más.

Y así, catorce jornadas consecutivas de trabajo y nueve que se presentan nada más poner pie a tierra allá por el 20 de febrero. Por medio, siete días excitantes. Para conocer dos ciudades de postal. Para disfrutar con los amigos. Y para despejar la mente, debe estar despierta para estudiar el futuro más inmediato, que está apunto de llegar. Porque este viaje representa el final de una etapa y el inicio de otra vida. Desconozco qué me deparará ese periodo ni tampoco qué le podré ofrecer. Ya habrá tiempo de divagar… e incluso, no lo descarto, de vagabundear.

Sin remedio se acerca el punto y seguido. Con la mirada en el blog, estos días he querido mostrar el peso de una imagen en la valoración de una noticia. También reflexionar sobre el ánimo de algunos protagonistas metidos en la política. Y conocer qué hay detrás de la polémica que se cierne sobre nuestro juez más mediático… Pero ha podido ser. Los estudios, el trabajo y una cierta indiferencia me valen como excusa. El resto son argumentos demasiado personales. Aburridos, por tanto.